Hace ya 10 años que leí por primera vez acerca de la proliferación en internet de páginas web, llamadas pro-ana y pro-mia, es decir, pro-anorexia y pro-bulimia. En ellas, jóvenes de todo el mundo daban consejos acerca de cómo adelgazar usando métodos como el vómito, la no ingesta de comida o la toma de laxantes. La existencia de estas páginas me pareció escalofriante y ante su, cada vez más amplia aparición en la red, las autoridades pertinentes tomaron medidas, cerrando algunas de estas páginas. Sin embargo, siguen existiendo y la aparición de redes sociales ha facilitado en parte que se mantengan y pasen un poco más inadvertidas debido a la gran cantidad de perfiles que existen en Facebook o Twitter.
Conscientes del riesgo que suponen estas páginas, el Ministerio de Sanidad solicitó a Twitter, a través de la Unidad de Delitos Telemáticos de la Guardia Civil, que eliminara los perfiles que hacían apología de la anorexia y la bulimia. Sin embargo, la red se ha negado al alegar que el bloqueo de las páginas de usuarios, sea cual sea su contenido, constituye un claro y directo atentado contra la libertad de expresión, además afirman que promover la anorexia o la bulimia no es un delito, y no está tipificado como tal en el código penal.
Sin embargo, Sanidad no se da por vencida y en su propia red ha anunciado que buscará "el apoyo de la Unión Europea para afrontar conjuntamente el problema del fomento de la anorexia en las redes sociales" y está realizando un informe "con iniciativas" para evitar que en un futuro se publiquen en las redes sociales perfiles que fomenten estas graves enfermedades. Además, el Ministerio ha informado que mantendrá activo "el buzón para notificar perfiles que fomenten anorexia y bulimia, que se seguirán mandando periódicamente a Twitter" para exigir su cierre.
Y ante esta situación, yo me pregunto qué tiene más validez, ¿la libertad de expresión o la seguridad de los jóvenes? Todos sabemos que a determinadas edades y con las exigencias sociales actuales es fácil que chicas y, cada vez más, chicos padezcan anorexia y bulimia. Para mi, cerrar perfiles en los que se dan consejos de como hacer creer a los padres que se come, cuando en realidad se tira la comida; como usar laxantes para perder peso o como vomitar no creo que sea atentar contra la libertad de expresión, sino proteger a los más jóvenes. Aunque también es cierto, que lo primero que tienen que hacer las autoridades es llenar ese vacio legal ya que, como alegan desde Twitter, hacer apología de estos temas no constituye un delito y es que, como siempre, si las leyes no son las primeras en actuar no lo van a hacer el resto de los agentes sociales y creo que en este, como en otros temas, es una cuestión básica.
Vía Noticiasdot.
Conscientes del riesgo que suponen estas páginas, el Ministerio de Sanidad solicitó a Twitter, a través de la Unidad de Delitos Telemáticos de la Guardia Civil, que eliminara los perfiles que hacían apología de la anorexia y la bulimia. Sin embargo, la red se ha negado al alegar que el bloqueo de las páginas de usuarios, sea cual sea su contenido, constituye un claro y directo atentado contra la libertad de expresión, además afirman que promover la anorexia o la bulimia no es un delito, y no está tipificado como tal en el código penal.
Sin embargo, Sanidad no se da por vencida y en su propia red ha anunciado que buscará "el apoyo de la Unión Europea para afrontar conjuntamente el problema del fomento de la anorexia en las redes sociales" y está realizando un informe "con iniciativas" para evitar que en un futuro se publiquen en las redes sociales perfiles que fomenten estas graves enfermedades. Además, el Ministerio ha informado que mantendrá activo "el buzón para notificar perfiles que fomenten anorexia y bulimia, que se seguirán mandando periódicamente a Twitter" para exigir su cierre.
Y ante esta situación, yo me pregunto qué tiene más validez, ¿la libertad de expresión o la seguridad de los jóvenes? Todos sabemos que a determinadas edades y con las exigencias sociales actuales es fácil que chicas y, cada vez más, chicos padezcan anorexia y bulimia. Para mi, cerrar perfiles en los que se dan consejos de como hacer creer a los padres que se come, cuando en realidad se tira la comida; como usar laxantes para perder peso o como vomitar no creo que sea atentar contra la libertad de expresión, sino proteger a los más jóvenes. Aunque también es cierto, que lo primero que tienen que hacer las autoridades es llenar ese vacio legal ya que, como alegan desde Twitter, hacer apología de estos temas no constituye un delito y es que, como siempre, si las leyes no son las primeras en actuar no lo van a hacer el resto de los agentes sociales y creo que en este, como en otros temas, es una cuestión básica.
Vía Noticiasdot.